sábado, 30 de abril de 2016

¿QUE HAGO CUANDO MI HIJO NO QUIERE COMER?


 El tema de hoy va dirigido a todos aquellos padres que encuentran problemas con sus hijos a la hora de comer, ya que son la gran mayoría de mis lectores. La dificultad a la hora de alimentar a los hijos, es un problema común a lo largo del crecimiento. Últimamente, he recibido varias consultas relacionadas con este tema y por ello dedico este apartado a proporcionar unos útiles consejos. Lo primero que hay que saber, es que no hay porque alarmarse ya que es un problema pasajero. 

 
 El factor más importante que hay que tener en cuenta, es que no todos los niños necesitan la misma cantidad de alimento. Piensa que no debemos  intentar que coma más de la cuenta, hay que respetar la necesidad de cada niño y si tiene suficiente con un plato de comida, no obligarlo a comer demás, por ejemplo una fruta y un yogur. El niño debe acostumbrarse a comer por necesidad y no por obligación. Es decir, no sobrealimentarlo.



 Lo primero es no desesperarse, reaccionar con tranquilidad y no dejarse llevar por los nervios. Hay que comenzar a educarles en sus hábitos alimenticios, como por ejemplo en su manera de comer, de pedir la comida... y esto no se realiza de la noche a la mañana, sino que lleva un proceso. Si no quiere comer, lo que está claro es que cuando tenga hambre comerá, así que no te preocupes. Si come menos que los demás niños tampoco, porque probablemente tenga suficiente con menos alimento.

 Para hacer más fácil este proceso de educación de los hijos en este ámbito, los padres pueden seguir algunas estrategias que colaboren a que este proceso sea mucho más cómodo, aunque siempre hay que tener en cuenta que el carácter de cada niño es diferente.

  Es muy importante que el ambiente a la hora de comer siempre sea tranquilo, que no se perciba como una obligación y que el niño no se sienta castigado si no termina todo el plato de comida, pues estaríamos creando un ambiente poco agradable. Si de puede, en casos muy complicados, optar por utilizar la vía del premio que es mucho más efectiva, pero nunca utilizando regalos u objetos materiales, pero si decirle que hasta que no termine de comer no podrá ir a ver la televisión o no podrá ir a jugar. 

 Debe quedar claro que el momento de la comida es algo serio y evitar complacerles en lo que se les antoje. El horario de la comida debe tener siempre un lugar y una hora determinada, como un hábito serio y formal, estableciendo rutinas. No es aconsejable utilizar juegos o televisión mientras los niños comen por dos motivos. El primero es que el niño entienda que el momento de comer es el momento de comer y que no debe haber distracciones, sino que ahora se está en la mesa y si es en familia mucho mejor, porque asi aprenderá por imitación de los demás. El segundo motivo es, que esto nos permitirá utilizar la televisión o el juego como premio, pero siempre por tener un buen comportamiento y hábitos alimenticios correctos, comiendo lo que necesite realmente, nunca obligandolo a comer más de lo que necesario, ya que esto puede provocar malestares estomacales o problemas de sobrepeso.

 Si algo no le gusta no puedes obligarle a comerlo, no puede tener los mismos gustos que tu sobre la comida, porque es una persona diferente con sus gustos y su autonomía. Si es bueno dejar claro que debe probar todos los tipos de alimentos y que si algo no le gusta no se le obligará a comerlo pero antes de decidir debe probarlo y descubrir si le gusta o no. Obviamente le gustarán menos los alimentos sanos, pero debe entender que hay que comer de todo y llevar una alimentación equilibrada para tener una vida saludable. Por ejemplo si le gusta un deporte, puedes explicarle que los deportistas comen a menudo ciertos alimentos para estar en forma y tener éxito. Si le gusta un personaje de televisión también le puedes decir que es fuerte porque como ciertos alimentos que le atraigan menos. Así fomentarás su interés por alimentos que no le gusten tanto.

 Siempre hay que tener en cuenta que este aprendizaje es un proceso que va por etapas, no se puede pedir más de lo que se puede esperar. Es decir que hay que ir introduciendo hábitos según el niño crece y que es un proceso muy lento. No podemos pretender que un niño de un año coma perfectamente, porque es ahora cuando está empezando a aprender. No podemos exigir nunca más de lo que corresponde a una edad determinada. Hay que empezar por ir introduciendo nuevos sabores e ir viendo cuales son los que más le agradan. No hay que ponerse nervioso intentando que coma en menos de veinte minutos pero tampoco es cuestión de estar más de cuarenta minutos intentando que coma. Para este tema siempre es importante seguir las recomendaciones del pediatra.

 Es importante no dar comidas entre horas de manera excesiva, si a la hora de la merienda o a media mañana, una galleta, un yogur, una fruta... pero si dejamos que se alimenten de golosinas antes de comer, no podemos pretender que luego coman. Un aspecto importante es predicar con el ejemplo, no podemos llevar una mala alimentación y luego pretender que nuestros hijos la lleve la correcta, pues aprenden por imitación. 

 También puede ser una práctica importante hacer disfrutar a los niños de la comida. ¿Y cómo lograr esto? pues haciéndoles participes, en la medida de lo posible, en la elaboración de esta, en poner y quitar la mesa, combinar colores y decorando los platos de maneras divertidas. Esto es un método muy efectivo.





https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQQazRs1aLIMgmfPIQ6MNzi3jTGbyjdqzngGxtuNoWR46fh52no                    Resultado de imagen de platos decorados para niños

  Utilicemos métodos de cualquier tipo, más o menos divertidos, pero siempre fomentemos el hábito de comer cómida casera y sana, dando ejemplo nosotros mismos llevando el mismo tipo de alimentación. Si un niño un día no tiene ganas de comer, no lo fuerces y lo conviertas en un suplicio o lo sobre alimentes, ya tendrá ganas de comer a la hora de la merienda o la cena. Lo que si es importante es que si no le apetece comer lo que hay ese día, no se acostumbre a comer un yogur, una natilla o cualquier otra cosa que le guste más porque entonces además de perder la autoridad, creamos un mal hábito y sabrá que aunque no coma, luego se le dará algo que le guste.

 Si tienes alguna consulta que realizar sobre el tema de las comidas o cualquier otra situación que te inquieta en la educación de tus hijos, o simplemente quieres compartir una experiencia que has vivido con el tema de las comidas en casa, solucionandolo de una original manera que pueda ayudar a padres en la misma situación, puedes escribir a pedagogiadehoy@gmail.com , estaré encanta de responderte lo antes posible o compartir tu experiencia con mis lectores si lo deseas.




 

sábado, 16 de abril de 2016

TENER UN ANIMAL DE COMPAÑIA FAVORECE EL DESARROLLO DE LOS NIÑOS


  El tema de hoy va dirigido a aquellos padres que tienen miedo a criar a sus hijos con la presencia de un perro en casa, con la duda de que pueda ser perjudicial de algún modo. Esto no debe ser un problema, siempre que mantengamos a nuestro perro con la higiéne que corresponde, baños peródicos, vacunas, procesos de desparasitación... haciendo a los niños adquirir hábitos como por ejemplo, labarse las manos antes de tocar un alimento si han estado acariciando a su perro y siguiendo los consejos que aporte su veterenario. Si mantenemos ciertas costrumbres, no tenemos que preocuparnos porque solo podemos encontrar ventajas en criar a un hijo con la compañía de animales.

 Algunos estudios afirman, que los niños que han crecido en familias donde el perro está considerado como un miembro más de la familia, desarrollan mayor capacidad de empatía. Al mismo tiempo el cuidado de un perro y las responsabilidad que esto supone ayuda a desarrollar un comportamiento más maduro y a mejorar la autoestima.


                           Los ninos criados con perros son mas saludables 

 Muchos niños o adolescentes, se han sentido rechazados por diversos motivos. El amor de un perro es incondicional, ellos aceptan a todas las personas, sea cual sea su raza, su aspecto físico, religión o situación. Es por ello que la presencia de un perro en estos casos mejora la seguridad y la autoestima.

 No hay que dejar de lado lo divertido que puede ser para los niños tener un perro en casa, jugar con el, además de los aspectos positivos en el desarrollo de la personalidad. En las situaciones tristes, un animal puede servir para alegrar el ambiente, aumentar el juego y  producir risas.

 La constante pregunta que me enviais los padres, se centra en si un perro puede transmitir enfermedades a un bebé. Hay estudios que demuestran que un bebé que convive con un perro en casa, tiene más contacto con el mundo exterior, ya que un perro sale a la calle durante sus paseos diarios y trae microorganismos a casa. Pero esto , dicen los investigadores, que no es perjudicial sino que es bueno para el niño, ya que ayuda a fortalecer el sistema inmunológico del bebé, haciendo que sus anticuerpos se reafirmen, es decir, que el niño crece más fuerte y más protegido frente a las infecciones y enfermedades.

 Se realizó un estudio en Finlandia sobre el tema del refuerzo del sistema inmunológico en los niños criados con animales. Los resultados se basaban en el estado de salud de 397 niños que vivían en las zonas rurales y suburbanas  que fueron controlados semanalmente para determinar si el contacto con perros y gatos durante su primer año les proporcionaba protección frente a infecciones en las vías respiratorias, resfriados e infecciones comunes del oído.  El resultado de esta investigación, fue la demostración de que los niños que tenían perros en casa eran más saludables, ya que tenían menos infecciones de oído y necesitaban menos antibióticos, fue lo que expuso el pediatra autor del estudio.

 Se ha demostrado que la comunicación con un perro ayuda a desarrollar vínculos emocionales. Cuando tu perro te mira fijamente queriendo transmitirte que quiere salir a la calle o quiere un trozo de tu bocadillo se está confirmando un vínculo emocional siemplemente con la mirada. Este vínculo se desarrolla también entre tu hijo y su amigo peludo.

Los niños que crecen con animales sufren menos estrés porque realizan una mayor actividad física, son más tranquilos y mucho más felices.

 Un niño con un perro desarrollará un sentido especial de la responsal¡bilidad, aprendiendo a no molestarlo mientras come o duerme, pero atiendo sus necesidades, como participando en su cuidado, en los baños, su alimentación, su protección... ayudando a fortalecer al mismo tiempo su desarrollo cognitivo y socioemocional. En este aprendizaje de las responsabilidades a adquirir por el niño en el cuidado del animal, es muy importante la enseñanza de los padres, transmitiendo que un perro no es un juguete sino un  miembro de la familia.

 Cuando la llegada de un bebe es posterior a la llegada de su perro, si van a cambiar hábitos, deben cambiar antes y no al mismo tiempo, para que no coja celos relacionándo una cosa con la otra. Así el animal no sentirá que ha perdido sus privilegios por culpa del bebé. Si el niño ha llegado primero y la mascota después, hay que explicarle que no es un juguete, sino un ser vivo al que hay que cuidar y respetar.

 Además de esto, la compañía de un perro es beneficiosa para los niños con necesidades especiales. Se ha demostrado el uso positivo de perros en las terápias y se han obtenido diversos beneficios psicológicos.

 En el caso de personas que sufren una desorientación causada por una enfermedad, por ejemplo el alzeimer, los perros llaman la atención del paciente y se utilizan para mantener un contacto con la realidad.

 En casos en los que los niños sufren un transtorno por deficit en la atención, con la imposibilidad de concentrarse, se han utilizado perros para crear un punto de interés, intentando que se centren en ellos y logrando cada vez periodos de concentración mucho más largos.

 Para problemas de depresión y estados de ánimo, se han realizado estudios en los que la presencia de perros han ayudado a  mejorar el estado de animo de las personas o a superar una depresión.

 Un perro siempre es un estímulo social, ya que fomenta las relaciones sociales.

 En algunos casos en los cuales, las personas rehuyen del contacto físico con otras personas, sea por el motivo que sea, por ejemplo en un caso de depresión, acariciar un perro puede ser una terapia muy efectiva por la relajación que proporciona dicho contacto.

 Los perros a veces sirven como motivación cuando existe la negación o la falta de interés por participar en una terapia. En casos de chicos con parálisis cerebral, aumenta el interés y la motivación por participar cuando existe la presencia de un perro en dicha terapia.

 En los casos de enfermedad mental o casos de baja autoestima, las interacciónes con perros ayudan a centrarse más en el entorno y dejar de pensar en uno mismo o en los problemas.

 Antes de adquirir un perro hay que tener claro que no es un juguete, sino un miembro más de la familia y que no se debe abandonar cuando uno se canse de el porque es un ser vivo con sentimientos que te dará todo su amor de manera incondicional. Hay que tener muy claro que es una responsabilidad y no es ninguna tontería. Uno debe saber que va a poder atenderlo correctamente. Además de ello se debe pedir consejo a un experto sobre que tipo de perro o raza es más adecuado para vivir con su familia, su tipo de hogar y entorno en general. 

 Envia tu consulta a pedagogiadehoy@gmail.com si tienes dudas sobre sobre que perro elegir o sobre como puede afectar en la vida familiar la convivencia con un animal. También puedes escribirnos si quieres compartir una experiencia agradable en tu vida familiar con animales o si habeis experimentado una terapia con un animal. 









sábado, 2 de abril de 2016

QUÉ HACER CUANDO TU HIJO NO SE QUIERE BAÑAR




  Hoy, en Pedagogía de Hoy respondemos la consulta de una madre recibida en el día de ayer por correo electrónico, con la intención de poder ayudar a otros padres que se encuentren en la misma situación que ella. Manuela no sabe cómo afrontar una dificultad que está encontrando diariamente con su hijo.



Estimada Carmen,

 Te escribo para realizar una consulta sobre un problema que estoy teniendo con mi hijo de cinco años, pero antes de nada quería felicitarte por tu nuevo blog, ya que me parece muy interesante. Desde hace un tiempo, Alejandro no quiere bañarse. Comenzó poniendo excusas hasta llegar al punto en el que se vuelve un suplicio meterlo en la bañera cada día. Llora, se tira al suelo, patalea, grita… Es una verdadera locura y ya no sabemos qué hacer. ¿Qué puedo hacer para que entienda que se tiene que bañar todos los días o para que no lo vea como una tortura?

Atentamente, 

Manuela.



 Querida Manuela, no tienes que preocuparte porque la experiencia que estás viviendo es muy común en la infancia de la mayoría de los niños y niñas. Casi todos los padres alguna vez han pasado por una etapa en la que sus hijos no se quieren asear y afortunadamente, esta etapa es pasajera. 

 Piensa en el motivo por el cuál para él puede ser un acto desagradable o pregúntaselo directamente. Tal vez tiene miedo porque una vez se ha escurrido y se ha hecho daño, quizás le ha entrado jabón en un ojo y tiene miedo a que le ocurra otra vez, puede ser que el agua estuviese demasiado fría o demasiado caliente… intenta averiguar cuál es el motivo por el cuál no quiere bañarse.

 Si el motivo es una de estas opciones, explícale que vas a tener mucho cuidado y muéstrale en todo momento cada cosa que vas a hacer para que vea que no va a ocurrir de nuevo, explicándole que no vas a hacer nada que a él no le guste.

 Los miedos pueden ser de muchos tipos, incluso hay niños que han tenido miedo a colarse por el desagüe. En ningún caso debes reirte por muy gracioso o imposible que te parezca, dale siempre mucha importancia a su miedo y explícale que es totalmente imposible que le pase nada, sea cual sea su temor y que tu estarás con él para no permitir que le pase nada.

 También es posible que tu hijo esté intentando imponerse, que haya aprendido a decir que no y que quiera empezar a decidir. En este caso debes imponerte y debe entender que no es él quien toma las decisiones, pues más adelante será más complicado.

 A lo mejor el problema es mucho más sencillo y simplemente es que no quiere dejar de hacer la actividad que está haciendo en ese momento. En ese caso una solución puede ser establecer horarios para las actividades, eligiendo un horario para el baño que no coincida con una actividad de su interés como por ejemplo puede ser, que estén poniendo en la televisión su serie de dibujos preferida. Establecer un tiempo de ocio y un tiempo para las necesidades, un tiempo de juego o de ver televisión con unos límites, un horario fijo para el baño, para la cena, hasta para la hora de ir a dormir. Es importante encontrar un momento en el que esté tranquilo y no centrado en otra cosa, para elegir la hora del baño.

 En ningún caso debe sentir que es una obligación, sino que debe entender que es algo necesario. Explícale que debe bañarse para ser un niño sano y no tener problemas de salud. Otro motivo que le puedes ofrecer, es que debe oler bien para que no le rechacen otros niños en el colegio, no queriendo ser sus amigos o no queriendo jugar con él… Realmente debe entender que bañarse no es un castigo ni una obligación, sino que es una necesidad.

 Puedes intentar convertir el momento del baño en algo divertido, llenar la bañera de agua y juguetes acuáticos apropiados, convirtiéndolo en una acción agradable para él, que piense que tiene una mini piscina. Debes meterlo poco a poco, mostrándole que el agua no quema o no está fría, que le untarás despacito el jabón para que no le entre en los ojos, que estás a su lado… para que se sienta seguro. Para ello es importante colocar una esterilla antideslizante y mostrarle que está totalmente seguro dentro de la bañera. Utiliza un champú para niños, ya que tienen un olor más agradable y son menos fuertes si le cae en los ojos, incluso cuando vayas a comprar que sea participe en la elección del champú para que esté más motivado para bañarse. Siempre quita el tampón de la bañera cuando el este fuera, por si el ruido que se produce le causa algún miedo.

 El baño colectivo también puede ser una opción, los niños aprenden por imitación, que vea que tú también te bañas o incluso sus hermanos. 

 Se trata de encontrar la manera de que tu hijo se encuentre feliz y cómodo, de hacer la situación normal y agradable, encontrando la manera de hacer que sea así. Los niños necesitan tiempo para aprender y adaptarse, si no le gusta la ducha, prueba con la bañera y si no le gusta la bañera, intenta hacer más divertida la ducha, pero que no se sienta forzado. Puedes probar a intentar jugar con él con una regadera de mano antes, mojándote primero a ti y luego tu a él para que sea algo más divertido y poco a poco ir introduciéndolo en la ducha normal. Aprender jugando es una de los métodos más efectivos a estas edades.





 Querida Manuela, espero que estos consejos te sean de gran ayuda para ti. Lo más importante es que te lo tomes con paciencia y no te desesperes, poco a poco conseguirás que la situación se normalice. Te envió un afectuoso saludo. 

 Os recuerdo que podéis enviar vuestras consultas a pedagogíadehoy@gmail.com. Si habéis implantado algún método curioso para quitar el miedo a bañarse a vuestros hijos que puede ayudar a los demás padres, habéis leído un artículo interesante sobre ello o simplemente deseáis compartir una anécdota graciosa sobre este tema, hacedlo a la misma dirección de correo electrónico.